martes, 29 de abril de 2008

Odia a un periodista. Es gratis

Hola,

Tengo bastantes amigos periodistas que lo son porque hace tiempo soñaron con llegar a ser corresponsales en una guerra olvidada, o porque se dejaron fascinar por la historia de una pareja de redactores del Washington Post acorralando a un mezquino presidente de los Estados Unidos llamado Richard Nixon. Tengo amigos periodistas que lo son porque descubrieron su vocación mientras leían los artículos de Larra, de Manuel Vicent o de Richard Kapuscinsky.

Algunos son afortunados y su nombre se asoma con frecuencia a las páginas de importantes diarios, y su voz se escucha en las emisoras de radio. Otros, sin embargo, parecen resignados a ganarse la vida maquetando los folletos publicitarios de un hipermercado. También hay quien ha arrojado la toalla y se ha reenganchado al doctorado mientras decide qué hacer con su vida.

Ser periodista no es un fácil y, antes de que aparezca el primer rayo que te permita vislumbrar que tus sueños se cumplirán algún día, se requiere mucha paciencia y una economía familiar saneada que te permita mantenerte sin ingresos.

Todo esto viene a cuento porque hace unos días estuve viendo "Se lo que hicisteis..." y me encontré con esto:



Estoy segura de que esa señora, que aunque dice ser periodista más parece la mamporrera oficial de los famosillos, se mete cada final de mes muchos miles de euros en el bolsillo. Mi consuelo es que, como parece tonta, no sabrá en qué gastárselos.

Otro ejemplo. "59 segundos":



Es asombroso pero el señor que rebuzna también debe tener un buen sueldo, mucho menor sin duda que el que le espera a Zaplana en Telefónica (lo que tampoco dice demasiado a su favor), pero infinitamente mayor del que se merece y del que cobra cualquiera de mis amigas periodistas.

Dicen que vivimos en el mundo de la libertad, en la sociedad de las oportunidades, donde impera cierto darwinismo social que permite que, si juegas bien tus cartas puedas cumplir tus sueños. Miles de emigrantes llegan cada año a nuestro país creyéndose esa milonga. Si tal darwinismo existiera de verdad mis amigos periodistas (los afortunados y los menos) habrían devorado hace tiempo a los dos memos como los que aparecen en los videos (que no son más que un ejemplo de cómo está el percal).

Al contrario de lo que pasa con los actores o los músicos, en el mundo del periodismo no hay demasiados premios que reconozcan a los buenos profesionales. Yo propongo un concurso a la inversa. ¿Cuál es tu periodista más odiado? ¿Sale en la tele? ¿Hay algún video suyo en youtube? Queda abierto el plazo de inscripción.

Besos.

Beta

lunes, 28 de abril de 2008

Phoskitos

Hola,

Descuelgo el teléfono y me preguntan qué estoy haciendo. Respondo que nada especial, que simplemente estoy viendo las noticias. Jimena, mi interlocutora, se sorprende de que vea las noticias a las seis de la tarde y me pregunta si ha pasado algo grave en el mundo. Le digo que no, que lo que pasa es que tengo puesta la CNN porque la presentadora está muy buena. Se ríe. Me pregunta cómo se llama la presentadora y le contesto que "Leticia no se qué". "¿No te estarás masturbando, no? -pregunta alarmada-. Mira que eso es precisamente lo que hacía el príncipe para matar sus ratos de soltería, poner la CNN y meneársela cuando salía una presentadora de noticias llamada Letizia". Ahora soy yo quien se ríe y respondo que quién puede masturbarse viendo el video de un terrorista suicida despidiéndose de su hija de ocho meses. "Ay hija -dice-, seguro que el príncipe no se andaba con tanto miramiento". Seguro.

Le pregunto si comparte mi sensación de que las presentadoras de los telediarios están, por lo general, bastante buenas. Me dice que eso mismo piensa su novia pero que a ella le parecen todas bastante marujas. De repente me imagino a Ana Blanco y a Mamen Mendizabal comprando chopped en el Mercadona. Puede que tenga razón, me cuesta pensar en ninguna de ellas emborrachándose y perdiendo la cabeza en un garito lleno de phoskitos*.

Ella sigue hablando sin que yo la interrumpa nada más que para contarle de qué noticia hablan a cada momento. Jimena sale de trabajar a las siete y esa última hora se suele hacer bastante cuesta arriba. Después me pregunta si he visto una serie llamada "Sin tetas no hay paraíso". No he visto más que algún anuncio donde sale una rubia que está muy bien, aunque no se ni cómo se llama. "¡¡Esa!!", exclama. Le pregunto qué pasa con esa y me dice que es un "puto paquete de donettes". Le pregunto si es lesbiana y me explica que se la encontró en no se qué garito vestida con pantalones de traje, una camisa sin mangas y corbata. No se si será lesbiana pero desde luego tiene pinta. También me habla de una cantante, una tal Hanna, que no hacía más que follársela con los ojos.

Besos.

Beta

*Phoskito=bollera, lesbiana, tortillera, maricona, lavanda, entendida.

jueves, 24 de abril de 2008

Charles Trenet: Olympia ´75

Hola,

Hace una semana me pidieron un pequeño cuento para publicar en el blog "Echa polvo. Cómprate un disco" de DavidSara. Este es el resultado:

Debió ser hace más de treinta años, en un mes de julio, cuando, sorprendida por una violenta tormenta de verano me refugié en la primera tienda que encontré. Por aquel entonces yo debía tener venticuatro años pues recuerdo que había terminado mis estudios y que, ante la dificultad para encontrar trabajo, había decidido adelantar mis vacaciones al mes de julio con el fin de poner en orden mi cabeza. En aquella época yo solía pasar las vacaciones en la casa que mis abuelos tenían en Aix en Provence, pues esa era la mejor forma de poner tierra de por medio con mi madre, a quien yo consideraba una déspota y con la que me era imposible mantener una conversación que no terminara en gritos.

Aunque cada vez eran más los que preferían las modernas casettes a los clásicos vinilos yo seguía prefiriendo estos últimos, y no solo porque sonaran mejor, sino porque me gustaba observar las fotografías de las cubiertas y porque, además, en muchos casos venían impresas las letras de las canciones con lo que aprendértelas y cantarlas resultaba más sencillo. Aquella era la mayor de las dos tiendas de discos de Aix en Provence y era, sin duda, la que mejor surtida estaba. A mi me gustaba rebuscar en la sección de música francesa pues, viniendo desde España era la que me resultaba más desconocida. Los discos estaban ordenados alfabéticamente según el nombre de los artistas y yo debía de estar en la T porque me encontré en las manos con una grabación de Charles Trenet en el Olympia. El Olympia era un teatro mítico de París y aquello parecía ser un disco grabado en directo en 1975. Fue en ese momento cuando me fijé por primera vez en la dependienta de la tienda. Debía tener mi edad, alrededor de venticuatro, y los tacones hacían que pareciera un poquito más alta que yo. Era rubia y llevaba un flequillo que le daba un aspecto muy divertido. Al sentirse observaba me sonrió y me dió las buenas tardes. Yo hice lo mismo.

Al fondo de la tienda había dos cabinas en las que podías encerrarte para escuchar un disco y decidir así si te gustaba lo que estabas oyendo y si te lo comprabas o no. Me acerqué a la dependienta con el disco de Charles Trenet en la mano y pregunté en mi balbuceante francés si podía escucharlo. Me dijo me que dirigiera a la cabina número uno. Tras una puerta transparente por el cristal había una pequeña banquetita en la que sentarse y unos cascos que salían de la pared y por los que se podía escuchar la música. Me senté, me puse los auriculares y al comenzar la primera canción le guiñé un ojo a la dependienta en señal de conformidad.

El tal Charles Trenet empezó a cantar melodías de postguerra pero lo que en realidad se escuchaba en mi cabeza era mi propia voz diciéndome lo buena que estaba aquella dependienta (aunque esta era una expresión que no se utilizaba por aquel entonces). Luego llegó la segunda canción titulada "Samedi soir usage". Yo no podía apartar mis ojos de ella y cuando ella se daba cuenta, agachaba su mirada defensivamente. En la tercera y cuarta canción atendió una llamada de teléfono. Jugaba con el cable enredándolo en sus dedos mientras me daba la espalda. No llevaba ni diez minutos en la tienda y ya me sentía completamente enamorada de aquella desconocida.

Uno detrás de otro fueron cayendo los quince temas que conformaban el álbum. De vez en cuando se volvía hacia mí y gesticulaba preguntándome si todo estaba correcto. Yo le mostraba la mejor de mis sonrisas y movía los labios diciendo "super", en silencio.

Se llamaba Bernadette, era heterosexual y tenía un novio llamado Gilles, que fumaba Gitanes, a quien yo llegué a odiar. Fue la responsable de que aquel verano, sentada en la banquetita de la cabina número uno, me escuchara toda la discografía de Charles Trenet. Solo conseguí arrancarla un beso después de desnudar mis sentimientos. Hoy, recurro de nuevo a Charles Trenet, con la esperanza de que más que un beso, lo que me permita es arrancarle toda la ropa a una colaboracionista de este blog llamada Sandra Uve.

Besos.

Beta

lunes, 21 de abril de 2008

Infierno

Hola,

Lo tengo todo pensado. Sería más o menos así: Yo le miraría y le preguntaría que cuántos años tiene. El me respondería que algo más de sesenta (quizás sesenta y seis). Yo le diría algo así como: "amigo, hoy es tu día de suerte, te ha tocado la lotería, eres mi obra de caridad del día", y luego le bajaría la bragueta y trataría de contener el vómito mientras se lo hiciera.

Es posible que el ser humano sea el único animal que combina su instinto de supervivencia con el "gen" de la autodestrucción. O es posible que el ser humano (algunos seres humanos) sea el único animal capaz de intentar sobrevivir autodestruyéndose. No lo sé, no soy ninguna experta en la materia pero no me imagino a ningún animal acercándose a un precipicio, mirando al vacío y cuestionándose la posibilidad de saltar, ni a ningún animal buscándose la vena con una jeringuilla para inyectarse cierta cantidad de veneno con la que flotar y luego caer.

A veces he pensado en cómo sería descender a los infiernos, franquear las puertas prohibidas, cruzar al otro lado, arrojarme por un precipicio, autodestruirme (no, este post no es producto de ningún estado de depresión ni de nada parecido). Hay cierta poesía en el asunto. A veces me he imaginado sin escrúpulos, diciéndome a mi misma que me voy a follar al primero que doble la esquina, sea quien sea y como sea, me he imaginado siendo capaz de hacerlo por el simple hecho de experimentar cómo me sentiría después conmigo misma. A veces he pensado en todas esas cosas pero, contra lo que pueda parecer, soy una buena chica y mi madre tiene motivos más que suficientes para sentirse orgullosa de mi, porque, aunque existe el infierno yo no he estado nunca en él.



Besos.

Beta

lunes, 14 de abril de 2008

Tourette

Hola,

Había oído hablar de Quim Monzó pero no había leído nada suyo. Sabía que la película de Ventura Pons "El porqué de las cosas" estaba basada en una serie de relatos suyos pero Ventura Pons es un director almibarado y empalagoso que intenta dar lecciones en cada fotograma que rueda. Detesto que me den lecciones salvo que sea yo quien las pida y por eso detesto a Ventura Pons.

Viene esto a cuento porque, no se cómo, me he topado en internet con Quim Monzó en una entrevista con Buenafuente. Al verla me he quedado atónita, no por lo que decía sino por lo que hacía mientras hablaba. De repente ponía cara de sorpresa, de repente parecía que los ojos estaban a punto de saltar de sus órbitas, de repente hacía aspavientos con las manos, con la cabeza. ¿Era Quim Monzó o era la niña del exorcista? ¿Aquello era real o no era más que una broma de Buenafuente y su invitado? (quien, por otra parte, había acudido al programa para defender las esencias musicales del Chiki Chiki). Dudé y regresé a Youtube a buscar nuevos vídeos de Quim Monzó para comprobar si aquello no era más que un espejismo.

Resultado: No era ninguna broma, Quim Monzó vive inmerso en un irrefrenable "tic". Parpadea alocadamente, tiene espasmos, mueve la cabeza de un modo incontrolado hasta el punto de que su cuello está a punto de saltar hecho añicos cada dos por tres. Tiene que ser difícil hacer una entrevista con cara de "aquí no está pasando nada" cuando se tiene delante a alguien con semejante descontrol espasmódico. En otra entrevista Monzó reconoce que padece el síndrome de tourette, una enfermedad que yo había visto en alguna película y que se manifiesta en una sucesión de movimientos incontrolados en el paciente, que además puede ir acompañado de sonidos, frases o palabras "inapropiadas", generalmente insultos.

Leo que Monzó es, probablemente, el mejor de los escritores catalanes actuales y como no quiero quedarme con la imagen que acabo de formarme de él salgo en busca de uno de sus libros de cuentos. Los primeros no me gustan pero finalmente llego a este (es muy breve así que lo transcribo completo):

En tercero de biológicas, Grmpf está enamorada de Pti y Pti de Grmfp. Pero como Pti tiene un no se qué entre tímido y orgulloso, no le dice nada a Grmfp y Grmfp termina por creer que en realidad no está enamorado de ella. Por eso, con gran esfuerzo, intenta quitárselo de la cabeza. Le cuesta Dios y ayuda, porque está muy enamorado, pero al final consigue medio olvidarlo. Sobre todo desde que conoce a Xevi y se interesa por él. A Xevi no le viene nada mal, porque se habría agarrado a un clavo ardiendo: acaba de romper con Mari y se siente absolutamente solo. Con la aceleración propia de quien quiere enterrar el pasado lo antes posible Xevi y Grmfp se casan en seguida. Cuando Pti se entera, se hunde por completo: de golpe comprende que estaba enamoradísimo de Grmfp. Espera a la puerta de la casa de ella y cuando ve que Xevi se va, llama. Grmfp abre la puerta y se queda de piedra al ver a Pti con una rodilla en el suelo declarándose. Se le trastocan los sentimientos, está a punto de caer en la duda; pero es fuerte, inspira hondo y le dice que es demasiado tarde. Pti calla, se incorpora y se va desesperado y para que ella no vea que está llorando. Mientras tanto, en el camino de la oficina Xevi se ha encontrado con Mari. Ah, qué encuentro. Les basta con mirarse a los ojos para darse cuenta de que romper fue un error. Se abrazan y se prometen amor eterno. Pero Mari sufre por Xevi: no puede acabar de creer que se haya dado cuenta tan rápido que es a ella a quien quiere y no a Grmfp. Xevi insiste en que sí, en que es a ella a quien quiere, y para demostrárselo vuelve a casa cuando calcula que Grmfp no está; hace la maleta y deja una nota donde le dice lo que pasa y le presenta excusas. Cuando Grmfp llega a casa ve la nota y se desespera. Qué imbécil ha sido en no aceptar la propuesta de Pti. Abre una botella de vodka. Se la bebe entera. Eso le da valor. Llama a Pti, le dice que lo ha pensado mejor y que le quiere.

Al otro extremo de la línea, silencio. Por fin Pti se aclara la garganta y habla. Explica que la declaración llega demasiado tarde porque, cuando ella le dijo que no, se quedó tan destrozado que inició de inmediato el proceso de denigración y, como es rápido, a esas horas de la noche ya ha destruido la buena opinión que tenía de ella y ha transformado por completo el amor que había sentido por ella hasta aquella misma tarde. Ahora lo único que siente es odio, un odio intenso que le permite despedirla sin contemplaciones y colgar. Con el auricular en la mano Grmfp llora, y enseguida le viene la fiebre.: de golpe tiene treinta y nueve grados y dos décimas. Al día siguiente no va al trabajo. La misma tarde, precedido por un ramo de flores, aparece Toni, un compañero de despacho que ha venido a interesarse por su salud, por si necesita algo. Grmfp se da cuenta de que detrás de ese interés y de ese montón de flores hay una chispa de amor. Pero no es el momento. Ella, ahora, no puede pensar más que en Xevi, hasta que se cicatrice la herida.

La herida se cicatriza, Grmfp se repone del todo y Toni insiste: la saca a pasear, la lleva a cenar, van al cine. El querría algo más, pero desde el principio ella deja claro que solo serán buenos amigos. Toni se conforma con eso. Se conforma porque es comprensivo. Comprende que Grmfp todavía tiene sentimientos en carne viva y que no es cosa de jugar. Todos los sábados, a la vuelta del cine o el restaurante, la deja en la puerta y se despiden con un beso en la mejilla.

Hasta que un día Toni conoce a Anni. Es lo que se llama amor a primera vista. Se enrollan inmediatamente y Toni deja de ver a Grmfp. Molesta, Grmfp, decide que Toni ya no sale con ella porque lo único que quería era llevársela a la camay como no se la llevaba ya no quiere salir con ella. Ahí está la prueba: como no es una mujer fácil, termina con la hipocresía de las cenas, las salidas al cine y esa frase que decía siempre: "No me importa. Entiendo que estés dolida por lo de Xevi; no me molesta que no nos acostemos. De veras". Hipócrita. Para vengarse Grmfp se va a un bar y se acuesta con el primero que se encuentra, un escocés llamado Eric, que acaba de llegar de Aberdeen y piensa estar aquí una semana para quitarse de la cabeza a una chica llamada Fiona.


¿No os parece buenisimo?

Besos.

Beta

miércoles, 9 de abril de 2008

Metro

Hola,

En el principio fue Ruth y ella lo sabe, y presume de ello, y me dice que todo lo que viene detrás está condicionado por lo que vino primero. Yo le respondo que me recuerda el hispánico discurso de Antonio Resines en "Opera prima" (si eres el primero en follarte a una tía permaneces para siempre en su recuerdo) pero ella no ha visto la película de Trueba. Hace tiempo que no nos vemos. Uno de los inconvenientes de meterte en una relación es que corres el riesgo de dedicar demasiado tiempo a mirar a través de tu ombligo y del de tu pareja olvidando que los ombligos no lo son todo en la vida.

Quedamos. Está guapa. Pretende invitarme a comer y después al cine. Me dice que bajemos al metro pero yo le digo que detesto el metro, que prefiero el autobús. Me mira como si fuera una lunática. ¿Prefieres el autobús al metro?, pregunta perpleja. Lanzo argumentos en favor de los viajes a cielo abierto, en contra del olor de los túneles, de sus aglomeraciones, de sus escaleras, de su oscuridad. Me pregunta que cuántos años tengo pero no es más que una pregunta retórica porque tenemos los mismos. El autobús -dice- es el peor medio de transporte que existe, porque es el preferido por los viejos. Me pregunta que si me he fijado en el hecho de que la gran mayoría de sus usuarios son señoras y señores mayores con cara de que la vida no les ha ido demasiado bien. Lo pienso un poco. Quizás tenga razón. En cambio el metro -continúa-, está lleno de tías buenas. Me digo a mí misma que eso sí que son argumentos convincentes y no "mi tontería" de la claustrofobia. Me dice que hagamos una prueba empírica. Tomamos el metro en Banco de España con dirección Cuatro Caminos. En las primeras paradas no hay suerte pero en Opera se nos sienta enfrente una morena despeinada que lee "Expiación".

Me pregunta si me pienso que una tía como esa coge el autobús. Contesto que no lo se y Ruth se lo pregunta directamente a la chica que, un poco confusa, confiesa que suele moverse en metro.

Luego vemos LT 22 Radio La Colifata en el Pequeño Cinestudio pero no dejamos de hablar de la chica de Expiación.

Besos.

Beta

lunes, 7 de abril de 2008

Los diez mandamientos

Hola,

Estos son los diez mandamientos. Los nuevos.

1.- Sospecho que te quiero, tu tambien lo sospechas, todos estos señores que me leen también lo creen, pero no porque yo se lo haya dicho sino porque lo han deducido ellos solitos, que son muy listos.
2.- Podemos hacer como que ignoramos el punto primero.
3.- ¿El amor para toda la vida? ¿Qué es eso?
4.- Mi cepillo de dientes podrá seguirselo montando con el tuyo.
5.- Las llaves de tu casa seguirán en mi bolsillo pero haré un uso racional de las mismas.
6.- Tu cama es tuya pero yo yo tengo mi hueco en ella.
7.- Queda terminantemente prohibido enviarte más de diez sms obscenos al día, sobre todo si estás trabajando. También queda prohibido que tu me los envíes a mí.
8.- No nos formularemos todas las preguntas que se nos crucen por la cabeza.
9.- Repondré todas las medias que te desgarre.
10.- Batiremos nuestros propios records.

Besos.

Beta

jueves, 3 de abril de 2008

"Zorra insaciable" al cuatro

Hola,

Convencida de que para combatir el mal de amores lo mejor es vivir emociones fuertes, mi amiga Ona tuvo la descabellada idea de llevarme a un lugar en el que, bajo el patrocinio de Carlos Sainz, se organizan carreras de karts. Estaba convencida de que estaría a reventar de "bakalaeros" de Leganés pero la impresión inicial fue menos desagradable de lo que me esperaba (puede que los 18 euros que cuestan diez minutos de conducción sirva como elemento disuasorio). El caso es que a mí no me gusta especialmente conducir y ver todos aquellos cochecitos a punto de romper la velocidad del sonido en un circuito lleno de curvas no me resultaba especialmente llamativo. Al final, no obstante, me decidí a probar.

Lo primero que te piden es que te saques una "licencia" y rellenes una ficha donde figuren tus datos personales y un pseudónimo. A mí no se me ocurría ninguno así que elegí como pseudónimo "zorra insaciable" (quizás por mi adicción a House). Una vez superado ese trámite te dicen que se anuncie la carrera en la que tomarás parte en uno cartelito como el que marca el turno en las carnicerías del mercado. Cuando esto sucede te dicen que pases a vestuarios donde te dan un mono rojo y una gorrito de cirujano para que no se te peguen los piojos de quienes han usado tu casco con anterioridad. Cuando estás disfrazada te llevan hasta una sala donde proyectan un video de Carlos Sainz en el que te dicen que no hagas demasiado el cafre. En esta sala te das cuenta de quienes van a ser tus rivales. En mi caso, aparte de Ona, estaban un padre y un hijo con aspecto de buena gente, un tipo con aire de marinero putero, un chaval con el pelo a cepillo junto con su novia choni y tres hermanos bastardos de Fernando Alonso deseosos de meterse la gasolina en vena y que parecían muy expertos en todo aquello. En el video, que debe durar unos cinco minutos, también te recomiendan que durante la primera vuelta te lo tomes con tranquilidad y te vayas adaptando al circuito.

Llega el momento de la verdad. Desciendes hacia la pista y uno de los encargados comienza a asignar los coches: Pistones al número 23, Nikita al coche 11, Ona al 6, Zorra insaciable al 4. Todos se descojonan al oir mi apodo. Les digo que se rían ahora, que luego les tocará llorar.

Mi kart es el segundo de la fila, justo detrás del de Ona. El resto salen por detrás mío. Nos sentamos, nos abrochamos el cinturón y nos dan la salida. Yo, que en mi vida he montado en un kart, sigo las instrucciones del video y cuando me estoy tomando la primera vuelta de tanteo empiezo a ver cómo todos los coches me adelantan por la izquierda y la derecha. Les grito "hijos de puta" pero cuando me quiero dar cuenta ya están lo suficientemente lejos como para no oírme. Un extraño resorte se activa en mi cerebro: quiero ganarles a todos. Empiezo a acelerar, a intentar arañar metros en las curvas, a frenar poco, a derrapar incluso y, cuando me creo que empiezo a recortar la distancia con todos ellos, ya han empezado a doblarme. Intento cerrarles el paso para que no lo hagan pero uno de los encargados me llama la atención con una bandera azul. Pienso: "métete esa bandera por el culo", pero da igual, mis rivales están, otra vez, demasiado lejos.

Cada vez que pasas por línea de meta ves una pantalla donde aparece tu nombre (zorra i) y el nombre de quien te precede y de quien viene por detrás. Después de once vueltas se enciende un semáforo rojo lo que significa que la carrera ha terminado. Al quitarme el mono me doy cuenta de que estoy tan sudada como si acabara de echar un polvo.

Besos.

Beta